De amores platónicos y piropos románticos
En la antigüedad, los galanes ofrecían rubíes a sus prometidas para cortejarlas. Aquellos que no tenían dinero afinaban el don de la palabra para conquistar a sus enamoradas con frases ingeniosas. Cuando en los años sesenta, Armando Manzanero escribía “Contigo aprendí”, el piropo se convirtió en canción y las calles de Latinoamérica se inundaron de poetas, que entre el cemento y el hormigón, declaraban su amor a musas efímeras que se sonrojaban como un rubí.
Disfrutemos juntos de algunos piropos que hasta hoy, encienden pasiones y roban sonrisas.
.Quisiera ser una lágrima para nacer en tus ojos, rodar en tu mejilla y morir en tu boca.
.Si un día pudiera volver a nacer, pediría ser luna para poder verte en cada amanecer.
.Quisiera tener un barco pirata para navegar por el mar rojo de tus labios y así llegar al tesoro de tu corazón.
.Si cada vez que pensara en ti una estrella se apagara, no habría en el firmamento una estrella que brillara.
.No camines por esa vereda que el sol derrite los bombones.
.Si no te das el gusto de conocerme, no vas a poder darte el lujo de olvidarme.
.Tendrías que buscarte un marido millonario… si inventaran un impuesto a la belleza.
.Bienaventurados los bizcos, porque ellos te verán dos veces.
.Cuando griten belleza, levanta la mano, princesa.
.Si tu cuerpo fuera cárcel y tus brazos cadenas, qué bonito sitio para cumplir mi condena.
.Las tentaciones como tú merecen pecados como yo.
.Si como caminas cocinas, me como hasta la olla.
.Estás más apretadita que los tornillos de un submarino.
.Eres como el sol, con solo acercarme a ti me derrito.
Nacer bajo el sol del Caribe, al calor del trópico, nos permite pasearnos entre la picardía y el doble sentido, separando lo grotesco y lo vulgar de nuestro discurso del cortejo. La galantería es un arte, y tanto ahora como en mis tiempos, es una manera respetuosa de entregar nuestro corazón… palabra a palabra.