Delitos
El señor llegó al mediodía a su casa y se asombró al encontrar la puerta abierta. Pensó que en la mañana al irse al trabajo se le olvidó cerrarla. Pero al mirar la cerradura se dio cuenta de que estaba rota. ¡Había sido víctima de un robo! Con una varilla de metal rompieron la cerradura, y se robaron objetos de valor de poco tamaño. Como miles de panameños que han sufrido esta situación, se sintió ultrajado. Unos desconocidos alteraron la paz de su hogar. Después de verificar lo que faltaba, decidió llamar a las autoridades para que investigaran el delito. ¡Para qué fue eso! Tuvo que llamar varias veces a la policía y rogar para que fueran a investigar el caso.
No encontró mayor interés de la autoridad en aclarar el robo. Es más, relataron numerosos robos ocurridos en casas y departamentos cercanos, cuyos autores no habían sido detenidos. Pidieron al afectado que fuera a poner la denuncia al cuartel de la policía más cercana. Se puso a analizar la situación, y el robado decidió no hacer ninguna denuncia porque lo consideró inútil. Este acontecimiento ocurrió hace 10 años en la capital, y forma parte de los variados robos y hurtos que no conocen las autoridades porque los afectados dudan de la efectividad de que den con los culpables.
En el robo, el ladrón usa violencia para apoderarse de los objetos. No solamente se rompe la puerta de una vivienda, o el vidrio de un automóvil, sino que puede amenazar con armas a su víctima. Supe que algunos de mis alumnos de Periodismo fueron víctimas de robo en la parada de la Universidad de Panamá y otras. Recordé esto al enterarme de que en los primeros seis meses de este año, fueron reportados más de 5,000 robos en todo el país. He dicho varias veces, que hay que combatir los robos persiguiendo a los que compran los objetos mal habidos. Si el ladrón no puede vender lo robado, dejará el “negocio”. Por supuesto, que hay que condenar fuerte a los ladrones. Nada de acuerdo de pena de la actual justicia blandengue. (A muchos les cayó como agua fría, saber que hay futbolistas que ganan más salario que un profesor universitario).