Desgreño
El caso del subdirector del Instituto Nacional de Cultura (Inac) es paradigmático del desgreño que ha caracterizado a la actual administración durante los últimos años y refleja el padrinazgo y apoyo a funcionario que, por la calidad de su conducta, en países con gobiernos serios habría presentado inmediatamente su renuncia o hubieran sido destituidos por sus imposturas.
El gasto de varios miles de dólares en data “roaming” que se le achaca al funcionario, es todo un acto de incultura administrativa, por la que debe responder, por un lado cancelando de su propio bolsillo el innecesario gasto y ahorrándose de dar explicaciones que, por cierto, la propia institución en la que es segundo al mando ha echado por tierra.
Ya han salido a la palestra voces que reclaman por lo menos una sanción disciplinaria, otras más radicales hablan incluso de violación al ordenamiento penal, lo cierto es que si mínimamente se le aplica al funcionario de marras el Código de Ética de los Servidores Públicos, o el reglamento de personal del Inac, de seguro no saldrá bien librado.
El país necesita funcionarios probos y capaces, situaciones como la presente despiertan dudas e interrogantes sobre el resto de los nombramientos políticos de la actual administración.
Ojalá que este sea un caso aislado y no la punta de iceberg, que oculta prácticas consuetudinarias, las que deben ser desterradas de la administración pública.
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