Opinión - 09/6/18 - 12:00 AM

Martinelli, en Panamá

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El anuncio oficial sobre la extradición a Panamá del expresidente Ricardo Martinelli, sin duda alguna es motivo de alegría para sus miles de seguidores, quienes al fin tendrán al líder en territorio nacional.

Pero así como es motivo de alegría, también despierta preocupación en las filas del oficialismo, toda vez que Martinelli, por el enorme caudal político con que cuenta, puede crear variaciones importantes en la política nacional.

El exmandatario anunció que aspirará a cualquier puesto de elección popular que las leyes electorales le permitan, sea alcalde o incluso vicepresidente. El Tribunal Electoral ha dicho que Martinelli puede aspirar a cualquier cargo, ya que no tiene sentencia condenatoria que se lo impida.

Lo que el pueblo panameño debe estar vigilante es que al expresidente se le respeten sus garantías constitucionales y legales y que se presuma su estado de inocencia, hasta que no se dicte una condena definitiva.

Precisamente, basado en ese estado de inocencia, que es una garantía fundamental, es que Martinelli no puede ser detenido, ya que el único delito que se le imputa no contempla pena gravosa que haga necesaria tal medida cautelar.

Es indudable que desde cualquier sitio en que el gobierno decida ubicarlo, Martinelli seguirá dictando pautas en la política nacional.


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