Aeropuerto
En días pasados, vimos cómo quedó sin fluido eléctrico el Aeropuerto Internacional de Tocumen por más de cuatro horas, lo que dejó varados a miles de pasajeros, generó la cancelación de más de 60 vuelos y dejó mal la reputación del “hub” panameño.
Más que buscar responsables o culpar al Gobierno, pienso que debemos poner en contexto la importancia de Tocumen y qué hacer a futuro respecto a su administración.
Cuando se termine la ampliación, Tocumen tendrá cerca de $2,000 millones en activos, estará atendiendo cerca de 15 millones de pasajeros al año y deberá estar generando más de $500 millones en ingresos. Esto, agregado a los ingresos que generan los turistas que visitan nuestro país, lo hace igual de importante como el Canal.
Existe una realidad. Cada gobierno que entra nombra un nuevo gerente, un nuevo equipo gerencial y una nueva directiva. Creo que es hora de ir profesionalizando la administración y separar al aeropuerto de los vaivenes de la política nacional.
¿Cómo logramos esto? Nombrando una junta directiva escalonada como el Canal para que el presidente de turno no tenga control de la misma. Que esa junta directiva escoja al gerente general y lo más importante, contratar a una empresa de reclutamiento para que identifique un gerente de operaciones que tenga la experiencia para administrar el aeropuerto con la proyección de crecimiento que tiene. Obvio que esta persona tendrá que ser algún extranjero con experiencia en alguno de los grandes aeropuertos del mundo y que su salario sea lo suficiente para atraer a alguien con esas cualidades.
En nuestro gobierno pasamos una ley extendiendo el periodo del gerente general y algunos directores con un fin obviamente político, pero se puede rescatar lo que mencioné anteriormente de tener una directiva escalonada. El Aeropuerto Internacional de Tocumen es tan importante como el Canal y debemos contar con un equipo de paz, profesional calificado apartado de la política para manejar este activo tan importante para nuestra economía.