Opinión - 21/8/17 - 12:00 AM

Amar siempre al prójimo

Por: Arturo Quirós Lépiz -

"Es una equivocación pensar que el niño, todo niño, es un adorable angelito. Pero sí que los hay. Había en la cárcel un salteador de caminos, con varios crímenes a sus espaldas, apodado el Lobo, que era horriblemente feo.

Un día se cruzó con un niño, el hijo del director de la prisión, y dijo al pequeño: «¿Me das un beso?». Y el niño, sin ningún reparo, lo besó.

Al poco tiempo estalló un motín y los reclusos atacaron al director por la espalda. Cuando iban a apuñalarlo, el Lobo se interpuso y desvió el golpe. Luego el director preguntó al Lobo por qué había hecho eso, y le contestó: «A mí me importa muy poco que usted muera o no, pero no querría que su hijo, tan pequeño, quedara huérfano. ¡Es el único niño que me ha besado en toda mi vida!»".

Qué cierto es, mis amadas y amados, que la inocencia de un niño abre la puerta del cielo. Cuántos de nosotros nos dedicamos a criticar y juzgar a las personas y nos olvidamos de que muchos de ellos han pasado cosas terribles en su vida, las cuales no justifican actos incorrectos, pero ciertamente pueden desorientar a cualquier ser humano.

Bien dice el refrán popular "haz el bien sin mirar a quien" para recordarnos la necesidad que tenemos de olvidarnos de prejuicios humanos y actuar más como Dios.

Seamos como niños que no niegan la mano a nadie, seamos de las personas que extienden su mano y ayudan. Seremos entonces verdaderos cristianos.