Opinión - 10/10/17 - 12:00 AM

Clientelismo

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Una de las lacras más odiosas del sistema democrático es el llamado clientelismo promovido por los políticos, toda vez que insta a la inacción, individualismo, mezquindad y la anticiudadanía, ya que hace que el panameño espere todo del gobierno de turno, castrándole cualquier iniciativa de superación y mejoras de su vida.

Es por ello, que hasta cierto punto resultó positiva la decisión de la Corte Suprema de Justicia de declarar como inconstitucional la norma legal que permitía a los diputados realizar donaciones con fondos públicos, toda vez que esa acción desnaturaliza la esencia de la acción legislativa, que es la creación de leyes.

Empero, el clientelismo no va a desaparecer en la conciencia de la población por obra y gracia de una decisión judicial porque mientras el gobierno de turno -con propósitos electoreros- y los diputados sigan con la regaladera de bienes, se mantendrá la mentalidad clientelista del ciudadano, lo que a la postre le causa un daño enorme la democracia.

Ese daño se traduce en la existencia de una ciudadanía amorfa, acrítica, atrasada políticamente, producto de que ha sido irresponsablemente convertida en “pedigüeña” por nuestros políticos.

Toda vez que estamos a las puertas de un nuevo periodo electoral, se hace necesario que los panameños de todas las condiciones sociales, desarrollemos una conciencia crítica para elegir a panameños que hagan leyes -su función básica- y no que sean una versión caricaturesca de un representante de corregimiento.