Crímenes
“¡Oh democracia, cuántos crímenes se cometen en tu nombre!”. Esta vieja frase indicaba una serie de abusos contra los seres humanos que realizaban algunos países que se llamaban democráticos. Entre ellos, EE.UU., en la época de violencia contra los negros en los años 50 y 60 del siglo pasado, aunque todavía hoy se dan incidentes aislados de esa discriminación. Resulta que existía en el mundo de esos años una pugna entre los gobiernos capitalistas (democráticos) y los comunistas, donde había la “sociedad sin clases”… pero tampoco con partidos políticos de oposición, elecciones libres y mucho menos la libertad de expresión.
Mi mente se va por el “túnel del tiempo” y recuerdo que en el Instituto Nacional, varios compañeros apoyaban las ideas comunistas. Cuando les señalaba la falta de libertad en esos países, tenían un argumento curioso: “Habrá libertad… para morirse de hambre, mientras que en los países comunistas todo el mundo come”. Estos planteamientos regresaron a mi mente al conmemorarse hace una semana el Día Internacional de la Democracia. Lamentablemente, aquí y en otros países, la celebración del acontecimiento no tuvo mayor importancia.
Para los que sufrimos los 21 años de dictadura militar narcotraficante, la palabra democracia tiene un gran contenido social, político y económico. Es horrible vivir con un gobierno que viola los derechos humanos, asesina y desaparece a quienes se le oponen, y corrompe los valores éticos con dinero sucio. Apenas cae un gobierno democrático, lo primero que sufre el pueblo es la pérdida de la libertad de expresión. Imagínense que por pegar un papel protestando por el golpe militar se les imponían seis meses de prisión en Coiba a los valientes que reclamaban libertad.
Periodistas aguerridos fueron perseguidos por hacer periódicos clandestinos. Si descubrían la imprenta que los imprimía, la destruían. Incluso a periódicos formales les quemaron las rotativas con ácido y los cerraron por meses. A unos cuantos radiocomentaristas que se atrevían a criticar la dictadura les amenazaban de muerte a sus familias y a ellos mismos. A mí me sacaron a punta de rifle de la radio Hogar y por dos años no pude tener mi radioperiódico que luchaba por el retorno de la democracia a Panamá.
Dicen que “la peor democracia es superior a la mejor de las dictaduras”. Esto es cierto, aunque en Panamá desde la invasión hemos tenido algunos gobiernos que no han sido los mejores para el futuro de la patria (escoja Ud. cuáles son).