Decencia política
El comentario del día en las calles del país es el de los casi 3 mil “promotores deportivos” que están nombrados en la planilla de los diputados, lo que ha hecho exclamar a más de uno que con tanta cantidad de promotores de esta índole, Panamá debería tener campeonatos en todas las disciplinas deportivas.
Al margen de la chanza, la realidad es que la planilla de tipo político en el parlamento, consume centenares de millones de dólares mensuales en salarios, pero más que dinero tirado a la basura, porque esos nombramientos no producen resultados palpables para el país, lo que resalta a la vista es que no hemos superado el clientelismo político.
Es por ello que se hace necesario y urgente adecentar la política y hacer entrar en razón a nuestros hombres y mujeres políticos, de que el voto popular es también un voto de confianza para que hagan leyes a favor del país y que no se sirvan del cargo para lucrar y poner a lucrar a un número reducido de seguidores en perjuicio de la generalidad de los electores.
Puede sonar utópico, pero adecentar la política es posible y eso solo se logrará cuando los electores, quienes llevamos a los políticos a la presidencia y a las curules legislativas, nos eduquemos en el sentido de que el voto es un instrumento para hacer progresar al país y no un medio para encumbrar inmorales y mediocres que siempre nos defraudan.
Los votantes y ciudadanos tienen el deber cívico y moral de exigirle a los que eligen que cumplan con sus promesas de campaña y legislen por el bien común.