Desnacionalización
El mundo está enredado, ya que los organismos internacionales rigen las políticas que desarrollan los países, sin ninguna responsabilidad pública ni electoral.
La globalización nació con fuerza, pero lejos de repartir riqueza, lo que hizo fue extender la pobreza, sin que la tecnocracia internacional pueda cambiar esa dirección.
La Unión Europea, donde se originó el comercio sin barreras, comienza a reaccionar frente a los fracasos económicos, sobre todo en las zonas rurales golpeadas por las importaciones.
Francia sigue la ruta de los ingleses y Estados Unidos va por el mismo camino.
Como resultado de las políticas de Inglaterra, que abandonó la eurozona, ha logrado reducir su tasa de desempleo a los niveles más bajos, así como también la inflación.
En Panamá, el comercio exterior es desfavorable porque está acabando con el sector agrícola, tal como ocurre con los paperos, cebolleros, arroceros, porcicultores y lecheros, entre otros.
En medio de este escenario tenemos a la Autoridad Panameña de Seguridad Alimentaria (Aupsa), que está creada para permitir las importaciones y no protege el país en el aspecto sanitario.
Tampoco podemos dejar de mencionar nuestro sector financiero, que está siendo atacado y desprestigiado con regulaciones impuestas por organismos internacionales.
Estamos en manos de gente de afuera, que quiere regular, por ejemplo, las relaciones entre las familias y las domésticas violando los derechos individuales.
Lo último, la televisión promociona cantantes de otros países, alejando a nuestros jóvenes de la tradición nacional.
La gran verdad es que todo conspira a favor de la desnacionalización.