Empatía
Una cualidad fundamental en todo político es la empatía. Esta se define como la capacidad psicológica de ponerse en el lugar de las otras personas y sentir como propios su mundo interior, lo que permite conocerlas y darles respuesta a sus problemas y aspiraciones.
En la política criolla hubo gobernantes empáticos, comenzando por Santiago De La Guardia, muy popular entre lo que se llamó “el arrabal santanero” del siglo XIX. Igualmente, Pedro Prestan en Colón, y más recientemente el presidente Belisario Porras, Arnulfo Arias, el dictador Omar Torrijos y el expresidente Ricardo Martinelli.
La empatía genera un sentimiento de proximidad y acercamiento entre los dirigentes y la muchedumbre, ya que todo líder democrático necesita permanentemente de ese cordón umblical con las masas para sentir su calor y simpatía.
Un político frío, distante, formal, carente de una personalidad emocional, coyunturalmente puede triunfar pero, a la postre, está condenado al fracaso y al olvido.
En el caso del expresidente Ricardo Martinelli, resulta todo un fenómeno político, que lejos del país, y limitado en su libertad corporal, aún miles de panameños sienten esa cercanía y lazo emotivo por su suerte.
Es así porque, sin proponérselo, tal vez por una predisposición natural, Martinelli supo crear ese lazo sentimental indisoluble con los ciudadanos, lo que es motivo de dolor para los actuales gobernantes, ciegos, sordos y mudos ante el clamor popular.
Quien quiera entrar en política, que aprenda a escuchar el sentir y la emoción del pueblo. De lo contrario, no pasará de ser un aburrido y acartonado opinólogo de televisión, huérfano de credibilidad y simpatía popular.