Opinión - 11/9/17 - 12:00 AM

Fallar

Por: Milcíades Ortiz Catedrático -

A pesar de fallar en todos los intentos por cambiar gobiernos, todavía siguen algunos extremistas causando actos de terrorismo en el mundo. Expertos hace muchos años señalaron que los atentados no son positivos para una lucha revolucionaria. Al contrario, en la mayoría de los casos ocasionan una reacción en contra de los propósitos de quienes lo hicieron. Poco tiempo después del hecho, pasado el temor del atentado, se produce una actitud de condena. Casi siempre las víctimas son personas inocentes, que no tienen nada que ver con la lucha de los terroristas.

Hace poco lo vimos en el atentado del mercado Las Ramblas, en Barcelona, España. Todavía se atendía a los heridos, y se inició una repulsa mundial, que no benefició la causa de los malhechores. En menos de 24 horas el sitio se llenó de centenares de personas, tanto turistas como españoles, en una muestra de que el terrorismo no va a lograr sus efectos malsanos. Esto unió a miles en todo el mundo, que rechazaron las ideas de los que provocaron la tragedia. Se confirmó así, que el terror causado por un atentado en lugar de ayudar a los fines de quienes lo provocaron, levanta un mar de protestas negativas.

Mi mente se va por el “túnel del tiempo”, y junto con millones de personas en el planeta recordamos las impresionantes imágenes de dos aviones destrozando las Torres Gemelas en Nueva York, hace más de quince años. ¿Pusieron de rodillas al Gobierno de EE.UU.? ¿Lograron beneficios para sus países los árabes que hicieron los horrendos atentados? ¡No! El panorama sociopolítico del Medio Oriente sufrió fuertes cambios, en contra de los Gobiernos que respaldaban a los terroristas. Sin exagerar podemos decir que aparte del horror de los brutales ataques, la acción dio lugar a la destrucción de gran parte de las organizaciones extremistas, y los Gobiernos que apoyaban.

Como sociólogo, considero justo señalar el “terrorismo social”. Es aquel producto de malos gobiernos que no solucionan los problemas de su gente, no importa las razones por las cuales lo haga. No se puede aceptar que gobiernos con recursos mantengan a sus pueblos, sufriendo la falta de seguridad, agua potable, alimentos baratos, buenas vías de comunicación y altos niveles educativos y salud. (Dice el Cholito Mesero que ojalá recojan toda la basura antes de la Jornada Mundial de la Juventud).