Juego de sombras
La política y los negocios están fuertemente vinculados a la búsqueda del poder, para controlar el Gobierno. Cada cinco años, la vorágine electorera llega y el próximo 2018 será un periodo de mucha efervescencia. Por supuesto, la actual administración lo sabe. Trata de amarrar cabos, controlando el Tribunal Electoral, la Asamblea de Diputados y la Corte. Sin embargo, nadie puede evitar el voto castigo que se avecina en mayo de 2019.
A sabiendas del tsunami que viene en año y medio, algunos cocotudos ñames aseguraron sus “business”, con apoyo de los “MOTTIN” en conjunto con sus voceros pagados en los medios oficialistas. La campaña de la supuesta lucha contra la corrupción y la transparencia concretó frutos al desplazar al conglomerado brasileño que todos conocemos, para luego permitir que los asiáticos penetraran el mercado de la construcción. Como diría Sherlock Holmes, un calculado “juego de sombras”.
Panamá rompe con Taiwán, hace varios meses y en los próximos días, el otro viaja a China Continental a concretar acuerdos de inversión. Claro, puesto que la idea de ciertos empresarios era sacar a los brasileños de futuras concesiones, cayó como anillo al dedo las investigaciones judiciales, allá en el sur. Noten que empresas chinas van a participar en las licitaciones para la edificación del cuarto puente sobre el Canal, la Línea Tres del Metro capitalino y demás proyectos de generación eléctrica.
Esta semana, pocos prestaron atención a la noticia del inicio de obras del puerto de cruceros, el cual fue adjudicado a un grupo chino – belga. Si investigan bien, los chinos de ese consorcio no están muy benditos. Hace poco, el Banco Mundial los sancionó por una acción desleal en Filipinas y en México, se les culpó de “SOBRECOSTOS”. ¿Cómo así? ¿Eso no era el argumento que esgrimían los panelistas de siempre en “Debate Hambriento” y “Sonar”, al que achacaban a los sudamericanos que bailan samba?
Tampoco hay que ir muy lejos. En Colombia y Costa Rica, hubo denuncias e investigaciones relacionadas con empresarios chinos en malos pasos, vinculados al grupo en cuestión. ¿Por qué las autoridades no se percataron de estos dolos? Obvio, hay grandes intereses de por medio. Justicia selectiva al modo empresarial.
Esperemos que la entrada de consorcios chinos no se convierta en otro gran fiasco. Ojo. Que no nos pase lo ocurrido en Nicaragua, donde un supuesto grupo asiático se propuso construir un “gran canal interoceánico” allá, pero ni siquiera han arrancado con la primera palada. Veremos qué pasa en el camino.
Larga vida y prosperidad para todos. Saludos, amigas y amigos todos.