Justicia en venta
La desarticulación de una banda de funcionarios del Órgano Judicial, dedicada a traficar con fallos, modificaciones de medidas cautelares cambio de fechas de audiencias y sobornos a jurados, debe llamar la atención de la ciudadanía de lo bajo que ha caído la administración de justicia en Panamá.
Es triste, porque hasta donde han avanzado las investigaciones, hay por lo menos un asistente de magistrado del Segundo Tribunal Superior, secretarios judiciales, escribientes y oficiales mayores, la mayoría abogados, además de que hay indicios que venían operando desde hace muchos años en su criminógena actividad.
Sepa Dios cuántos culpables se beneficiaron de este negocio y ahora andan libres y campantes por las calles, impunes al mal que causaron a la sociedad.
Lo raro es que los magistrados que conviven diariamente con sus subalternos y que deben tener una inmediación en los expedientes que se manejan en esos despachos no se hayan dado cuenta de las irregularidades.
Hay que profundizar en estas averiguaciones para que “caiga quien caiga”, como dice por allí un eslogan, y limpiar el Órgano Judicial de las lacras que le dan mala imagen y contribuyen a fomentar la desconfianza de la sociedad en los togados.
Hace muchos años, el desaparecido magistrado Camilo O. Pérez comparó a la Corte con “un potrero lleno de garrapatas”, ya es hora de hacer desaparecer esta imagen de la mente de los panameños. Es un compromiso de todos.