Opinión - 17/10/17 - 12:00 AM

Justicia tortuga

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Una serie de detenidos aguardan ansiosos a que las distintas instancias judiciales resuelva los recursos presentados por sus abogados defensores, mientras que jueces y magistrados parece que se les ha pegado el hábito del tortuguismo burocrático.

Solicitudes de fianzas de excarcelación, recursos de apelación, prácticas de pruebas, habeas corpus, fijación de fechas de audiencias, resolución de casaciones son -entre otros- las solicitudes y recursos que reposan en diferentes despachos judiciales.

Reza un aforismo jurídico que “la rapidez es la cortesía de la justicia”, pero en Panamá, tal dicho no tiene ningún valor, por la lentitud con que se surten los procesos; y aquella frase de “pronta y cumplida justicia”, con que la Corte Suprema dice proceder, también es una utopía.

La justicia tortuga es una afrenta al debido proceso, toda vez que al tardar las resoluciones en salir, prolongan el sufrimiento de justiciables que no han sido condenados, pero cuya detención deviene en una condena anticipada.

El tortuguismo en juzgados y tribunales es una afrenta a los ideales de la administración de justicia, que según la formula del jurista romano Ulpiano, busca “dar a cada uno lo suyo”.

Vale destacar a guisa de ejemplo, el caso del exministro del MOP, Jaime Ford, cuya solicitud de fianza de excarcelación presentada hace poco más de un mes, no ha sido resuelta. Igual suerte corre una solicitud de habeas corpus presentada a favor del exfuncionario.

Este tipo de actitudes, lo que hace es fomentar la desconfianza pública en el actuar de los jueces y fiscales del país.