La búsqueda de Dios
En las próximas semanas, pretendo hacer cuatro artículos en los que hablaremos del conocimiento natural y la revelación de Dios. Partimos del principio de que el ser humano ha sido creado por Dios y para Dios, por lo tanto, el deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre. Por ello, podemos destacar que la vocación más alta y elevada del hombre es el llamado que tiene de Dios en su corazón.
Es palpable a través de la historia, ver cómo el hombre ha expresado la búsqueda de Dios, por medio de sus creencias y sus comportamientos religiosos, como son: oraciones, sacrificios, cultos, meditaciones, etc. Sin embargo, ninguna de estas manifestaciones está exenta de ambigüedades, que pueden entrañar errores.
También debemos destacar que este llamado íntimo y universal que tiene el ser humano a estar en comunión con Dios no suprime su libertad, porque el hombre mantiene su libre albedrío. Esto lo puede llevar a olvidar o incluso a rechazar explícitamente la búsqueda de Dios. Este comportamiento puede tener diversos orígenes, como son: la rebelión contra el mal, la ignorancia, la indiferencia religiosa, los afanes del mundo, el mal ejemplo de los creyentes, las corrientes de pensamientos modernas que atacan la fe y finalmente la actitud del hombre pecador, que por miedo, se oculta de Dios.
Pero, si bien es cierto, el hombre puede olvidarse de Dios, Dios nunca deja de llamarlo en todo momento.
Podemos apreciar que este esfuerzo de buscar a Dios no está exento de dificultades, que puede conducirnos a la oscuridad y al error. Lo que nos permite apreciar el porqué de la variedad de formas que existen de buscarlo. En los próximos artículos seguiremos reflexionando sobre estos temas.