Opinión - 04/9/17 - 12:00 AM

Nadar

Por: Milcíades Ortiz Catedrático -

El padre mandó a su hijo a una prestigiosa Universidad de Europa. El muchacho había pasado toda su vida rodeado de las facilidades y lujos que da el dinero. En la famosa universidad se sintió orgulloso de ser uno de sus alumnos que venía de un sencillo país de América Latina. Al terminar, con su flamante diploma de doctor, regresó al poblado donde nació. Allí comentó con entusiasmo la importancia de su título a todos. Días después decidió hacer una excursión por un río en una canoa de un viejo marinero. Volvió a comentar sus estudios en Europa. No dejaba de hablar de las maravillas de su título, lo que aburrió al marinero.

Poco tiempo después se desató una tormenta y la lancha comenzó a hundirse. Entonces el viejo marinero en forma burlona le preguntó: ¿oiga doctorcito, en esa famosa Universidad le enseñaron a nadar? Lleno de pánico el joven contestó que no. Haciendo una mueca, el señor exclamó: ¡entonces se va a fregar, porque la lancha se va a hundir! Este viejo chiste que no sé quién lo inventó, sociológicamente se refiere al valor excesivo que algunos le dan a los títulos. Nadie se opone a que las personas mejoren su nivel cultural y profesional. Los títulos serán un simple papel si la persona que lo tiene realmente no ha aprovechado esos estudios.

También hay que considerar que una cosa es la teoría que se enseña en las diferentes profesiones, y la experiencia que logre el titulado al ejercer lo que le enseñaron. Cuando un diplomado va a buscar empleo no solamente le preguntan por sus estudios, sino por la experiencia. Si esa persona desea enseñar y transmitir a otros su conocimiento, deberá tener un balance entre estudios y el trabajo de su oficio. En los últimos años en Panamá, algunos han “endiosado” los títulos. Existen casos de personas “acumuladores de papeles”. Son los que tienen bastantes títulos y no siempre han ejercido de manera efectiva lo que aprendieron.

He sostenido que para enseñar no bastan solo los títulos, sino también la experiencia. ¿Cómo podrá enseñar Periodismo una persona que nunca ha buscado noticias? ¿O enseñar Medicina alguien que, a parte de su práctica profesional, no ha curado a nadie más? (Un humilde panameño se esforzó para lograr el título de doctor en Derecho. Fue a Colombia y un limpiabotas le dijo: ¿Doctor, le limpio los zapatos? ¿Cómo sabes que soy doctor?, preguntó. Respondió el chiquillo: Es que en este país cualquiera es doctor.)