Opinión - 31/8/17 - 12:00 AM

Oír al pueblo

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Es innegable el peso social que tiene el movimiento sindical panameño vinculado al sector construcción, el cual reúne lo que en el lenguaje político de izquierda se define como el “proletariado”, aunque en la práctica hay diversos matices, con la característica común de que son pueblo llámese docentes, obreros, estudiantes, pequeños propietarios y campesinos.

Lo cierto es que este pueblo que ha salido a protestar en diversos puntos del país ha sido reprimido y sus dirigentes encarcelados.

En razón de esa represión policial a las protestas populares, es que se habla de una criminalización de la lucha social, lo que es muy peligroso en un sistema democrático porque implica que la ley y las instituciones jurídicas están al servicio de una clase dominante que no admite disensos.

Los que mandan, desde las alturas del poder, tienen que entender y escuchar al pueblo llano, que protesta porque no hay agua en sus comunidades, las carreteras están en pésimo estado, están presos de la inseguridad y la delincuencia, no tienen trabajo y el costo de vida está por las nubes.

Antes de dar la orden de reprimir a educadores, obreros y estudiantes, transportistas y otros sectores sociales, el Gobierno tiene que escuchar sus razones y estar dispuesto al diálogo para resolver los problemas, porque para ello fueron electos.

Se habla de que la economía está boyante; eso es falso, las cifras de desempleo crecen y con ellas la desesperación de los más pobres que no ven futuro.

Ojalá que el Gobierno entienda que el diálogo abierto y no con caretas, así como la escucha activa, es la mejor solución a las protestas y a los brotes de inconformidad ciudadana.