Opinión - 19/10/17 - 12:00 AM

Pindín

Por: Por: Alfonso Zamora Periodista -

El proyecto de ley que pretende darle un nombre a la música típica de nuestro país no es descabellado, ya que esta sería una forma de reforzar nuestra identidad nacional.

El nombre de pindín nace de dos gringos (Din y Pin) que tenían una cantina en El Chorrillo en el límite con las áreas revertidas (Zona del Canal), según investigaciones.

Hasta hace algún tiempo, los capitalinos tenían prejuicios contra los interioranos, su música y el lugar donde se bailaba, situados en barrios populares.

Sin embargo, como dijo el desaparecido compositor Pepe Zamora, en el Club Unión y las bases militares estadounidenses se escuchaba la tamborera interpretada por grandes músicos como Lucho Azcárraga que la llevaron a otros países.

Es el gobierno de Omar Torrijos el que dicta un decreto para que en las programaciones radiales se incluyera esa música interiorana para darle su justa difusión.

Si bien es cierto que de los cantos, lo importante no es su nombre, sino su mensaje e interpretación, nuestra música fue arrinconada por la presencia colonial, pero con la iniciativa de darle un nombre su fama se expandirá por todo el mundo.

Esta música tuvo su origen en lugares como Guararé, Purio, de Pedasí; y este último fue donde nacieron el recordado “Chico Purio” Ramírez y Eneida Cedeño, dos baluartes de esta forma de expresión artística.

Nuestra música se ha resistido a desaparecer, a pesar de la influencia de ritmos foráneos, lo que demuestra su arraigada presencia en nuestra cultura.

Es positivo que los prejuicios se vayan superando y nuestra música haya logrado eliminar las huellas de un pasado colonialista y superando las influencias extranjeras.