Opinión - 30/1/18 - 12:00 AM

Puntualidad

Por: Por: Yadira Roquebert Periodista -

Hoy me refiero a la puntualidad como un valor básico y carta de presentación que dice mucho del interés que la persona le imprime a lo que hace. Adquirir este hábito y fortalecerlo con los años abre muchas puertas; además, se convierte en un rasgo de comportamiento que evidencia la personalidad, carácter y eficiencia del individuo.

Conozco a personas que son excelentes en sus profesiones, pero son extremadamente impuntuales; actitud que les resta credibilidad, pues quien los contrata o los aborda para hacer una labor, duda antes de tomar una decisión, precisamente por esa mala costumbre que les caracteriza.

Este mal hábito realmente no debería existir entre algunos panameños, sin embargo, desde que tengo uso de razón, escucho la frase: “La hora panameña”, con la que se reitera la impuntualidad de los nacionales. Me parece contradictorio que este hábito sea la norma de algunos residentes en mi Panamá, el país de las oportunidades, cuando contamos con una empresa como Copa, la línea aérea panameña, fundada en 1947, que se distingue a nivel mundial por su puntualidad en los vuelos, lo que la ha hecho crecer y constituirse en el “Hub” de las Américas.

De qué manera les digo que la principal carta de presentación debe ser la puntualidad. No me gustan las comparaciones, sin embargo, les comparto que a los alemanes se les cataloga como un reloj suizo debido a su puntualidad. Recordemos que vivimos en un país donde convergen personas de diversos países, lo que exige dejar una buena impresión.

Hace unas semanas me enteré de que algunas entidades públicas han recurrido a las suspensiones de días por el excesivo volumen de tardanzas y ausencias injustificadas que acumulan los funcionarios. Y más aún, en un diario de la localidad se hizo referencia a la asistencia irregular del personal nombrado a través de programas sociales, los cuales marcan y se ausentan el resto de la jornada. Pienso que esta actitud mediocre es natural en individuos, cuya proyección en la vida se extiende hasta donde llega su nariz. Si se les da una oportunidad de empleo, no se justifica que adopten una conducta de esta naturaleza. Eso también es corrupción.

La puntualidad no es solo un acto de cortesía, es una cualidad que define a una persona; además, es una acción de respeto hacia sí mismo y hacia el prójimo.