Responsables
Mientras hacía compras en un supermercado unos jovencitos se acercaron y dijeron que diera ayuda para “tal organización”. El nombre de la agrupación era de una dama y nunca lo he escuchado antes. Me informaron que deseaban alimentos para comida de niños cuyos padres no los atienden.
Varias experiencias sociológicas se agruparon en mi mente en segundos. Siempre he sostenido que hay que luchar porque padres y madres sean responsables al tener relaciones sexuales. Por eso dije a los jóvenes ¿por qué no hacían campaña para que los padres sean responsables y paguen pensión alimenticia a sus hijos? Indiqué que no es positivo para la sociedad panameña que se ande pidiendo comida para subsanar la irresponsabilidad de muchos padres.
¿Por qué tenemos que hacernos cargo de algo que es obligación de otros? Ante la cara de asombro de los jóvenes aclaré que nadie obliga a una pareja a tener relaciones íntimas. Ya todo el mundo sabe que con relaciones sin anticonceptivos es casi seguro que haya un embarazo no deseado. Luego una dama que se enteró del asunto afirmó que en esta época hay muchos que en esta época hay muchos medicamentos para evitar embarazos. Mi mente se fue por el “túnel del tiempo”, a los años setenta del siglo pasado… Recorrí lugares en poblados remotos del interior como sociólogo promotor de salud comunitaria.
Algo que fue una misión imposible resultó convencer a hombres y mujeres de usar métodos de control familiar. Desde el machismo a supuestos problemas médicos, se usaron como excusa. Mientras tanto, se podía encontrar una señora de veinte años con cinco hijos que pasaban problemas porque no los atendían. Más de una vez en la ciudad tuve situaciones incómodas al defender mis ideas. Una señora con cuatro hijos hablaba pestes de los cuatro maridos que no mantenían a sus hijos.
Cuando no pude quedarme callado le dije: “señora, acepto que el primero la engañó, pero el segundo no, menos el tercero y ni qué decir del cuarto. Lo que pasa es que Ud. También es irresponsable”. Encontré casos de mujeres que lograban pensiones alimenticias de varios maridos. A veces reunidas con sus vecinas alardeaban que ellas si “eran bellacas” y le sacaban plata a los hombres (luego vivían de esas pensiones…). Son lamentables los embarazos no deseados, sin lugar a dudas. ¡Recuerden las miles de chiquillas y jovencitas embarazadas todos los años!