Opinión - 28/8/17 - 12:00 AM

Sin obras

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“Gobernar es comunicar”, reza un viejo dicho de la política, el cual nunca fue comprendido por la actual administración ya en las postrimerías de su ominoso final, sin que tenga obras propias que mostrar, lo que sin duda alguna demuestra una gestión estéril e infecunda.

Ahora bien, la falta de perfil propio de la actual gestión gubernamental está relacionada con un conjunto de planes y programas que dejó andando la administración de Ricardo Martinelli (2014-2019), a los que el mandatario, en unos casos, les ha dado continuidad, pero a un sospechoso paso de tortuga, y en otros, simple y sencillamente los ha paralizado o eliminados.

Esto tiene una explicación: comunicar obras que se iniciaron en la anterior administración significa reconocer que no se tienen obras propias que mostrar al país y es una forma indirecta de rendir homenaje a los hombres y mujeres que en el quinquenio anterior administraron el Estado con eficiencia y amor por el país, muchos de los cuales hoy los tienen subiendo y bajando escaleras por un prurito de rencor y venganza política.

Divulgar la gestión pública significa aceptar que la gestión Martinelli dejó planes en ejecución y cuya única paternidad le pertenece.

Es por ello que en un increíble alarde de miseria humana, prefieren pasar por ineptos, tortugones y estériles políticos y administrativos, que reconocerle los méritos al gobierno anterior.

Los cambios y las rotaciones del equipo de comunicación en nada incidirán en la caída libre del régimen varelista y la percepción ciudadana en el sentido de que no hizo nada en sus 5 años de gestión.

La culpa no es de los profesionales de la comunicación, sino de una gestión infecunda dominada por la venganza política.