Opinión - 23/10/17 - 12:00 AM

Sustancia

Por: Milcíades Ortiz Catedrático -

El súper estaba lleno de personas deseosas de hacer rápido las compras e irse a iniciar el fin de semana de quincena. En un lado una joven frente a un escritorio mostraba panfletos a colores de no sé qué. Pregunté si eran boletos para ir al mundial de Rusia, que ahora se ha convertido en el sueño de muchos panameños. Con una sonrisa dijo que no, que era una sustancia buena para la salud del cuerpo. De inmediato aparecieron en mi mente varias tragedias sucedidas aquí y en otros países, por tratamientos de belleza mal hechos. Especialmente uno que hace poco causó la muerte de una conocida dama. Dije que no me interesaba esa sustancia por mejor que fuera, no vaya a ser que me costara la vida.

Mi reacción la analicé al instante. Era un ejemplo del temor que tiene un sector del pueblo ante la campaña periodística y de autoridades de Salud, en contra del ejercicio ilegal de tratamientos de belleza y salud. Esta realidad no es nueva en Panamá ni en otras partes del mundo. A cada rato nos enteramos de artistas que sufren problemas de salud por culpa de mala atención. Si quisiéramos buscar justificación a esta actitud, que incluso la tienen jóvenes, habría que pensar en la “vanidad”. En el aspecto sociológico serían los falsos valores de belleza. A veces intereses económicos de empresas promueven maneras de ser una mujer bella. Las personas que tienen personalidad ligera, baja autoestima, harán lo que sea para parecerse a la mujer o al hombre “ideal”.

Una señora comentó que ella estaba bien con lo que le había dado Dios. “Si me quieren de verdad, me aceptarán como soy”, comentó. Hay otro factor en esta situación. Desde hace años en Panamá se sabe que hay extranjeros que vienen los fines de semana a hacer tratamientos de belleza y salud, de manera ilegal. Ahora con la muerte de la distinguida dama “pusimos el grito en el cielo”. Las autoridades de Salud toman acciones para demostrar que defienden la seguridad de los panameños. Sin embargo, también se dan casos en que se viaja a países hermanos, donde el tratamiento sale más barato por los dólares. Allí no hay ningún control que valga.

El asunto es tener una personalidad equilibrada y poseer valores que superen a las figuras “ideales”. Claro que las autoridades deben controlar las ilegalidades. (Dice el Cholito Mesero que algunos politiqueros necesitarán muchos implantes para ganar las elecciones).