Opinión - 15/2/18 - 12:00 AM

Ticos

Por: Alfonso Zamora Periodista -

Las elecciones de Costa Rica fueron tan raras que los analistas políticos de ese país podrían quedarse sin oficio por sus resultados, ya que dos desconocidos periodistas, y de apellido Alvarado, terminarán por enfrentarse en una segunda vuelta para alcanzar la presidencia.

Uno de ellos es el pastor evangélico Fabricio Alvarado, y su bono para la segunda vuelta lo obtuvo con su campaña en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo.

Estos resultados han sido un golpe contra los políticos tradicionales y la corrupción existente, lo que también sirvió de catarsis a los electores que con esta decisión han cambiado el escenario electoral.

Como antecedente, podemos comentar que la guerra civil costarricense de 1948 se originó porque la alianza social cristiana, la jerarquía católica y los grupos comunistas cometieron fraude en las elecciones para continuar con sus reformas sociales.

En esta ocasión, el triunfo correspondió al socialdemócrata partido Liberación Nacional, quienes derrotaron a los socialcristianos, con quienes se han alternado en el poder con algunas excepciones.

Hasta el torneo anterior, las elecciones fueron ganadas por el Partido Acción Ciudadana (PAC), un grupo disidente de Liberación Nacional.

Por eso es importante destacar que los votantes ticos tomaron la decisión de irse contra los partidos tradicionales, que habían sostenido la institucionalidad de la democracia más antigua de la región y que ahora entran en decadencia.

En esta ocasión hubo un 35% de absentismo, de los 3.5 millones de habilitados para ejercer el voto, lo que demostró la decepción de los electores, siendo los jóvenes los que dieron el triunfo al evangélico Fabricio Alvarado.

La degeneración de un sistema ha provocado insatisfacción ciudadana de los tranquilos “pura vida”, dejando en interrogantes el futuro de la democracia de este país.