Opinión - 13/3/20 - 12:00 AM

Tornillo

Por: Por: Milcíades Ortiz Catedrático -

Me busqué un lío porque no quise dictarle una charla a los médicos de un hospital del interior. Sucedió en la segunda mitad de los años setenta, del siglo pasado. Era sociólogo y Promotor Social en el Ministerio de Salud. Pensé que sería conveniente hablar con el personal manual de ese hospital. Era sobre aspectos que buscaban elevarles la autoestima y mejorar su funcionamiento. Al exponer la idea, la dirección médica se extrañó. Consideraron que mis conocimientos deberían transmitirse a los médicos, y no al personal de mantenimiento.

El asunto llegó hasta el Ministro. Expliqué que los doctores tenían mucha oportunidad para escuchar charlas, mientras que el personal de mantenimiento no. Como sociólogo consideraba que ellos también eran importantes para el funcionamiento del hospital. Al final se aceptó mi solicitud, especialmente cuando indiqué que no usaría viáticos, iría en mi vehículo y me pagaría todos los gastos.

Al iniciar la charla noté un ambiente de tensión. Eran más de una docena de hombres y mujeres que hacían diversos oficios de mantenimiento del hospital interiorano. Logré que tuvieran confianza y me explicaron que les habían insinuado que de "Panamá vendría un experto a darles una charla, porque seguramente ellos no trabajaban bien". La Sociología del Trabajo sostiene que todos los cargos son importantes para el funcionamiento de una empresa o institución. Recordé la "teoría del tornillo". Pregunté si alguien manejaba máquinas. Uno de los presentes lo hacía. "¿Qué pasa si una máquina enorme se le daña un tornillo? Contestó que en poco tiempo se dañaría toda la máquina y dejaría de funcionar.

Aproveché para señalar que todas las personas que trabajan en una institución son

importantes. "¿Qué pasaría si no se limpia el salón de operaciones un día?" No se podrían hacer las operaciones. "¿Y si no reparan a tiempo un problema en la luz?" Tampoco habría operaciones. "Así que todos los que trabajan en este hospital son necesarios para que funcione bien. No importa que unos hayan estudiado más que otros", enfaticé. Vi rostros humildes sonreídos y se alivió la tensión que existía al comienzo.

Aquí y en otros países hay discriminación laboral, que es tan negativa como la racial, religiosa, sexo, etc. Una vez un jardinero estaba molesto porque el hijo del patrón se burló que apenas tenía educación primaria. "Tú te ganas la vida honestamente y no dependes de tus padres, como el hijo del patrón", aclaré. (En EE.UU. un conductor del camión que recoge la basura gana buen sueldo, que le permite vivir bien. Allá aprecian lo que hace (¿?)).