Opinión - 06/3/20 - 12:00 AM

Unidos

Por: Catedrático -

Como otros funcionarios, al final me manché de pintura por no ser experto en este oficio. Estábamos en los años setenta del siglo pasado, miembros del Ministerio de Salud pintando el hospital Nicolás Solano, en Chorrera, un sábado. Era una jornada donde los del gobierno se unían para ayudar a mantener en buen estado instituciones fuera de la capital. Indiqué al ministro, el doctor Abraham Saied que allí también deberían estar miembros de la comunidad. Después de todo, el Hospital les brindaba servicio a ellos. Explicó que la jornada se hacía para que los funcionarios salieran de sus despachos y conocieran sitios necesitados de apoyo.

Recordé esta experiencia de hace medio siglo, al enterarme que ahora el Ministerio de Educación impulsa el proyecto "Unidos en mi escuela", donde funcionarios de diferentes instituciones, de la comunidad, etc., hacen labores de limpieza, pintura y reparación de algunos centros educativos. No es nuevo este tipo de actividades. En los años sesenta del siglo pasado, aparecieron los Cuerpos de Paz norteamericanos. Jóvenes de EE.UU. se metían en comunidades pobres para ayudar a mejorarlas, tanto en lo físico como cultural (enseñanza del inglés). También vimos los clubes 4S, que tenían propósito parecido. Añada otras agrupaciones, como una agencia alemana en Chiriquí que promovía la agricultura.

Apareció en esos tiempos la frase 'Yunta pueblo gobierno", con el fin de movilizar a las comunidades a participar en su mejoramiento. En Salud se hicieron acueductos campesinos, donde el poblado alojaba y alimentaba a los funcionarios. También participaba en la construcción de la obra. Recuerdo que un viejo campesino me preguntó muy serio, si aquí en la capital la gente también ayudaba a mejorar sus condiciones de vida. Se le indicó que en las ciudades era más fácil hacer esos trabajos por las instituciones, mientras que en esos pueblos lejanos no, lo que convenció al curioso anciano.

Algunos colegios hacen trabajo social para que sus alumnos de clase media y alta, tengan contacto con la "otra cara" de la realidad panameña. Hace años como sociólogo evalué esa actividad del colegio Javier, en Azuero. Más que letrinas, arreglos de escuelas, etcétera, lo importante era ese contacto con las comunidades marginadas del país. Sugiero que en la capital pongan a colaborar a los "Ninis", esos doscientos mil jóvenes que ni estudian ni trabajan. Así harían algo positivo por la Patria y les serviría de ejemplo que hay que "ganarse el pan con el sudor de la frente". (¡Qué ironía! Algunos critican que extranjeros vengan a trabajar a Panamá… pero EE.UU. está ofreciendo buenos empleos a panameños profesores de Español. Hace años, Italia contrató docenas de enfermeras nacionales).