Mundo - 05/7/14 - 10:41 AM

Gottfried Knoche y sus momias

Famoso por inventar un líquido embalsamador con el que momificó docenas de cuerpos, incluyendo el propio.

Gottfried August Knoche (Halberstadt, Alemania, 17 de marzo de 1813 - † Finca Buena Vista, La Guaira, Venezuela, 2 de enero de 1901) fue un médico cirujano alemán, famoso por inventar un líquido embalsamador con el que momificó docenas de cuerpos, incluyendo el propio, en los laboratorios ubicados en la Hacienda Buena Vista, ubicada en el sector Palmar del Picacho de Galipán, en Vargas, Venezuela. Es uno de los personajes más misteriosos y enigmáticos relacionados con la historia de Venezuela a mediados del siglo XIX, específicamente en la región de Galipán perteneciente al Parque Nacional Waraira Repano.

Su historia
Estudió en la Universidad de Friburgo en 1837, posteriormente, trabajó en el hospital de la misma Universidad. Knoche emigró de Alemania a Venezuela en 1840 para domiciliarse en La Guaira y atender a la población de alemanes establecida en ese entonces en el litoral, donde refundó el "Hospital San Juan de Dios", en La Guaira entre 1854 y 1856.

Una vez establecido en La Guaira decide traer a vivir a su esposa y las niñas, Josephine y Amalie Weissmann, que más tarde serían sus enfermeras y ayudantes. Ejerce como doctor en esa ciudad y se gana la fama de persona caritativa, al atender a pacientes pobres sin cobrar además de su incansable lucha contra la epidemia de cólera que asoló la región en esos años. En 1845 recibe la revalidación de su título, por parte de la Universidad Central de Venezuela durante el gobierno del general Juan Crisóstomo Falc 

Amante de la naturaleza, durante sus primeros tiempos en La Guaira solía hacer largas excursiones a caballo hasta las montañas de Galipán. La perspectiva fascinante que ofrece el Litoral desde las alturas del Picacho y su fresco clima debieron ejercer en él fuerte atracción. Quizá fue así como nació su idea de adquirir alguna posesión en los alrededores. No muy lejos existían pequeñas fincas destinadas desde la época colonial al cultivo de café y frutales.

Tuvo una hija de nombre Anna (1840-1879), quien casó con Heinrich Müller (1812-1881) siendo ambos enterrados en el mausoleo familiar, y un hijo llamado Oswaldo Knoche que vino graduado en medicina de Alemania y se residenció en Puerto Cabello. No se conocen mayores detalles de su destino.

También llegó de Alemania el hermano de Knoche, el Sr. Wilhelm, enterrado también en el panteón familiar de cuya vida o actividades se desconoce. La esposa del Dr. Knoche, debido a la soledad que le provocaba vivir en la Hacienda "Buena Vista" decide regresar a Alemania y allí muere en fecha que aún se desconoce.


Knoche y sus momias

Su fascinación y persistencia por evitar el inexorable proceso de descomposición de los cuerpos, le hizo experimentar con cadáveres no reclamados de la Guerra Federal, que subía a caballo desde el hospital San Juan de Dios. Knoche creó un líquido que se inyectaba en el torrente sanguíneo y conservaba al cadáver sin necesidad de extraer sus órganos. Así, el doctor momificó varios cuerpos y los mantuvo en su laboratorio.

Esta obsesión por dotar de una apariencia de vida a los muertos dio pie a una de las anécdotas más populares atribuidas a este enigmático personaje. Los familiares de don Tomás Lander, distinguido hombre público de la Caracas del siglo XIX, fundador junto con Antonio Leocadio Guzmán del periódico "El Venezolano", conocieron a través de un amigo las virtudes del misterioso líquido embalsamador del Dr. Knoche y solicitaron al médico que momificara el cuerpo de su deudo. Una vez concluido el proceso, con el cuerpo ya vestido y maquillado por sus familiares, sentaron a Lander en un escritorio a la entrada de su casa. Allí estuvo durante 40 años, hasta que el gobierno de Antonio Guzmán Blanco exigió a los descendientes del difunto que enterrasen a la momia. Un presidente de Venezuela, Francisco Linares Alcántara, también fue momificado por el médico alemán. Igualmente, momificó hasta sus perros y los convirtió en guardianes de la entrada del mausoleo.

Para la llegada de su propia muerte, Knoche había previsto que fuese la enfermera Amalie Weismann la encargada de suministrarle el suero momificador, dosis que dejó preparada. Aunque la última sobreviviente de Bella Vista parece haber consultado con el cónsul alemán de la época, Julius Lesse, acerca de redactar un documento en el que constara que su última voluntad era que su cuerpo fuese cremado y las cenizas arrojadas al mar; el mismo doctor Lesse y Carlos Enrique Reverón subieron a Bella Vista, inyectándole la dosis preparada para ella 20 años antes por el mismo Knoche, luego cerraron la puerta del mausoleo y las llaves fueron lanzadas al mar.

La composición exacta de esta sustancia, a base de cloruro de aluminio, nunca fue descubierta.


La leyenda

Con el paso del tiempo, el lugar ha sido lentamente engullido por la vegetación y por el apetito voraz de vándalos, saqueadores y estudiantes de medicina que —intentando dar con el secreto del líquido momificador y atraídos por el mito de este sombrío mundo— han visitado la finca desde la muerte de Amalie Weismann (1926). Algunas de las paredes exteriores, los marcos de las puertas de la entrada principal, la caballeriza, un tanque, el laboratorio y el horno de la cocina son los últimos vestigios de la misteriosa posesión de El Ávila.


El músico de heavy metal venezolano Paul Gillman le dedica una canción a la leyenda del Doctor Knoche, la canción, llamada Dr. Knoche, se encuentra en el disco El regreso del guerrero (1990).