Opinión - 12/5/17 - 12:00 AM

Agradar a Dios

Por: Carlos Singares e Itzel de Singares Siervos del Señor -

"Pues ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo", Gálatas 1:10-12.

Son muchos los que han caído en la trampa del demonio, consistente en luchar por ser incluido en el servicio a la falsa religión regentada por los que sirven en las sinagogas de Satanás. En realidad, lo que buscan es sacar las monedas de la bolsa de las ofrendas, tal como hizo Judas. La ambición e idolatría al dinero es el sello distintivo de la falsa iglesia que predica la mala doctrina de la prosperidad y el bienestar material en esta vida.

Hasta un niño es capaz de discernir en el Espíritu de Dios que son los mismos mercaderes del templo de Jerusalén que fueron echados a latigazos por Nuestro Señor Jesús. Ellos volvieron a vender y comprar, la mercadería no ha cambiado, siguen traficando beneficios monetarios con la falsa fe, engañando y mintiendo. Todo lo venden: libros, biblias adulteradas, discos CD, ídolos, indulgencias, etc. "...quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos", 2 Timoteo 1:9.

Son los de la falsa religión del anticristo que tienen sus propias obras, no las de Cristo, para pretender justificarse y no ser justificados por el único sacrificio de Cristo. Esa es la blasfemia e idolatría: negar a Cristo y su obra de salvación. Hermanos, los que nos congregamos en el Cristo, la única Iglesia verdadera, hemos sido congregados desde siempre, predestinados en el Cristo porque Él es la predestinación de los santos en su cuerpo santo que es la Iglesia espiritual y eterna. Si obedecemos a Dios, le agradamos. Amén