Opinión - 29/11/17 - 12:00 AM

Atemorizar

Por: Milcíades Ortiz Catedrático -

Muchos andaban desesperados gastando plata en la compra de agua potable. Otros recogían agua en cualquier envase. Varios hacían cálculos sobre las veces que usaban el servicio en un día, una familia de cinco miembros. El mínimo era dos veces, por lo tanto había que contar con más de diez galones de agua para limpiarlo. Estaba el problema de la comida. Había que cambiar el menú, y olvidarse de las sopas que necesitan agua. También la situación les había arruinado el fin de semana a más de uno. No era recomendable visitar centros comerciales y restaurantes, porque no habría servicios higiénicos. Los hábitos sanitarios de algunos se alteraron: en lugar de bañarse en la mañana, tuvieron que hacerlo por la noche.

Parecía que venía “el fin del mundo”. El Idaan tenía días de estar atemorizando a más de un millón de personas en la ciudad, advirtiendo que no habría agua en dos días. Todo era por el cambio de unas válvulas viejas. Hubo personas molestas que llegaron a decir que esos trabajos eran para beneficiar a los jóvenes peregrinos de la próxima Jornada Mundial. Luego de tensas horas sin agua, muchos panameños se atrevieron a circular por la capital. ¡Qué ironía! Al mediodía se desató un diluvio que inundó diferentes barriadas. Hubo quienes pensaron que esa agua sería aprovechada para la limpieza de la casa. Otros recordaron que cuando niños se bañaron en la lluvia, algo que quedó como una posibilidad, si seguía la ciudad sin agua.

En Betania se desarrollaron actos celebrando el 28 de noviembre. Un desfile bloqueó varias vías. Se complicó el tránsito por ese lugar. Debido a inundaciones. Vimos a conductores protestar enérgicamente contra la policía. Rato después... ¡milagro! volvió el agua. El Idaan había hecho en 12 horas, lo que dijo que iba a demorar dos días. Hubo aplausos a la que varios consideran una de las peores instituciones del país. Quedó un sabor amargo en sectores de la comunidad. ¿Era necesario atemorizar a los capitalinos por la falta de agua? ¿Se buscaba cantidad de aplausos por haber trabajado rápido? Lo sucedido no agradó a quienes no fueron a visitar a sus parientes enfermos porque lo prohibieron. Tampoco gustó el gasto exagerado que se hizo en agua potable. Menos, el poco de tanques de agua que sobraron (por suerte no suspendieron las clases...).