Autocontrol y felicidad
¿Tiene usted problemas en controlar sus emociones? ¿Padece de depresiones frecuentes? ¿Sabía usted que la felicidad depende en gran parte del autocontrol? Tome conciencia de que el descontrol emocional es nefasto. Recuerde la cantidad de crímenes pasionales que se dan en nuestros tiempos, piense que muchas de las cosas que hacemos movidos por el descontrol quedan en el corazón de quienes las reciben. Las heridas quedan grabadas en el sistema nervioso. Tome conciencia también de que el daño que se hace uno a sí mismo por causa del descontrol es grande. Uno se va convirtiendo en una persona variable de acuerdo con los acontecimientos. Dios nos hizo para ser dueños de nuestra vida. Estamos hechos para dar gloria a Dios con nuestra propia existencia. No debemos ser esclavos de nuestras pasiones. Dios nos exige llegar a ser grandes como personas. Todo lo poseemos en semilla. Tenemos que luchar por llegar a ser lo que tenemos que ser. Mencionaremos algunos pasos para lograr un autocontrol:
1.- Conózcase a sí mismo. Hay que vigilar y conocer el funcionamiento de nuestros instintos, de nuestras pasiones.
2.- Cultive pensamientos positivos.
3.- Ejercite su voluntad. Dios se la dio para que se forme por medio de ella. Aprenda a decir no a las cosas que nada bueno dejan.
4.- Mire y analice las cosas que más le enojan y verá que la mayoría son intrascendentes. El descontrol emocional nunca produce nada positivo.
5.- Póngase como meta ser una persona serena. Entrénese mentalmente. Visualícese como una persona calmada. Ore y pídale al Señor que le dé el don de la paz, que le dé serenidad de espíritu.
6.- No culpe a su sistema nervioso de su descontrol.
7.- Evite preocuparse demasiado, ya que por más que se preocupe no podrá cambiar el pasado ni alterar el futuro demasiado. Lo que hay que hacer es actuar más y preocuparse menos.
8.- No agrande demasiado los problemas. Nunca haga de los problemas unos gigantes. Aprenda a racionalizarlos.
Nunca se doblegue ante las situaciones difíciles y dolorosas. Viva esperando lo mejor, aunque no siempre saldrá todo perfecto. Sea optimista. ¡Y no se olvide de que con Dios, usted es invencible!