Opinión - 24/1/18 - 12:00 AM

Avanzada

Por: Milcíades Ortiz Catedrático -

Mi artículo sobre los jóvenes que van a votar por primera vez hizo que el dirigente comunitario chiricano Rosendo Botello indicara otro aspecto. Afirmó que no solo los “primerizos” votantes estaban confusos, sino muchas personas de edad avanzada. Su observación, basada en algunos mayores, señala que la variable sociológica “edad” no tiene validez total en esta realidad electoral. La observación de Botello abre un abanico de interrogantes, algunas de ellas negativas para el próximo proceso electoral. Como sociólogo, conozco que el gran defecto de los partidos políticos panameños es la falta de lealtad de sus miembros. Se debe a que hay partidos que no logran que sus miembros se mantengan leales.

El famoso juegavivo de ciertos panameños también lo vemos en la actividad electorera. Hay personas que se inscriben en un partido buscando un puesto de trabajo. Esos aprovechados se cambiarán de partidos como si fueran camisas, según les convenga a sus intereses particulares. Esta lamentable realidad no es nueva. Comenzó por los años 50, cuando la compra de votos por una botella de licor destruyó la seriedad de las elecciones. Ahora hemos visto que buscando votos se dan hasta refrigeradoras, lo que resalta la poca seriedad que varios partidos les dan a las elecciones. Por eso no es de extrañar que haya politiqueros que los llamen canguros, saltamontes o traidores. No sienten vergüenza. Que en su historia política se hayan cambiado de partido buscando ventajas. Justifican esto diciendo que lo hacen para trabajar mejor a beneficio del pueblo. (¡Qué cínicos!) En realidad, los culpables de la existencia de oportunistas politiqueros son los electores. Les dan el voto aunque saben que no son los mejores candidatos.

Las personas de edad avanzada tenemos la ventaja de la experiencia. Eso debería bastar para que no estuviéramos confusos sobre qué hacer en las próximas elecciones, como señala el dirigente Botello, de Río Sereno, cerca de Costa Rica. Les toca a los partidos políticos insistir en las ideas que se supone son la base de estas organizaciones. Aunque parezca ingenuo, hay que exigirles que no busquen los votos a cambio de falsas promesas o artículos de consumo. En fin, hay que adecentar la actividad política de las próximas elecciones. (Dicen algunos en Atalaya que el camino que conduce al infierno está lleno de malagradecidos).