¡Canallada!
Una perfecta canallada que retrata de cuerpo entero la desnaturalizada conducta de algunos funcionarios del Ministerio Público es la detención de la señora Silvana Manzini de De Obarrio, todo porque esta madre, atendiendo a un natural instinto de protección, no ofreció información -a juicio de la fiscal- sobre el paradero de su hijo Adolfo “Chichi”, exsecretario privado del expresidente Ricardo Martinelli.
Los jenízaros judiciales de Kenia Porcell han convertido a la madre de “Chichi” de Obarrio en una rehén de la persecución y el despotismo, toda vez que no tienen nada contra ella y la única razón por la que la encarcelan es para presionar a su hijo a que se entregue, hecho inédito en la administración de justicia panameña.
Sus razones tendrá “Chichi” de mantenerse lejos, ante una justicia que no ofrece garantías de nada, pero su madre no tiene por qué pagar por ello.
La abusiva medida incluso es violatoria de la ley, toda vez que existen excusas absolutorias a favor de los familiares cercanos de cualquier acusado, que los libran de dar información contra estos.
Luego de concluir una diligencia indagatoria, la fiscal le preguntó a doña Silvana sobre el paradero de su hijo y al no obtener una respuesta satisfactoria, allí mismo decretó su detención preventiva... ¡canallada!
Esta acción del Ministerio Público se suma al largo rosario de iniquidades que han cometido contra los críticos y opositores al actual gobierno, además es una táctica baja y vil, una injusticia, incluir en la persecución política a la familia inmediata de los perseguidos.
La señora de De Obarrio, durante la indagatoria, justificó con fundamentos probatorios sólidos sus bienes de fortuna, los que son anteriores al nacimiento de sus vástagos y que fueron logrados durante muchos años de matrimonio y relaciones familiares.
Si este es el nuevo juego que pretende imponernos el Ministerio Público, ¡Dios nos agarre confesados! porque ya sabemos que en Panamá las leyes y garantías procesales son letra muerta para los poderosos de turno y sus acólitos.