Opinión - 08/11/17 - 12:00 AM

Constituyente, opción pacífica y democrática

Por: Por: Ing. Cristóbal Silva @cristobalsilva3 -

Escuchamos a menudo a varios politólogos y conocidos políticos expresar comentarios en torno a que en Panamá se necesita una nueva constitución. Al parecer, esto hoy día se considera un hecho innegable. La idea central que sostiene una convocatoria constituyente radica en la necesidad de refundar el país. Los cambios estructurales que requiere la institucionalidad son cada día más evidentes.

La crisis general que está atravesando la nación amerita buscar un modelo de desarrollo, que incorpore decisiones nacionales que marquen pautas para resolver el deterioro de los servicios públicos, educación y salud, la inseguridad ciudadana que crece a pasos agigantados, así como el alto costo de vida y el desempleo que ronda un 8%. Como resultado, podríamos alcanzar el deseado “Bien Común”.

Se requiere establecer una verdadera democracia participativa, con el debido protagonismo de todos los ciudadanos, especialmente la juventud, con justicia social y pleno respeto al Estado de derecho y la Constitución. Estos son los verdaderos intereses de todos los panameños. Las posiciones oportunistas de los sectores económicamente dominantes deben ser debidamente controladas y reguladas por ley, para evitar los abusos que solo han contribuido a incrementar la pobreza y la desigualdad social de la que tanto nos quejamos.

Es necesario consolidar las estructuras institucionales del Estado, buscando la verdadera transformación constitucional, no con reformas parciales que no resuelven nada. En este propósito, no solo deben estar los sectores populares, sino también la clase media pensante y los que trabajan en los campos de nuestra campiña.

La nueva constitución deberá generarse mediante un diálogo democrático entre los diversos sectores económicos, políticos y sociales de nuestro país, en el que se destaquen los verdaderos intereses del pueblo. Solo así podríamos construir un proyecto constitucional que satisfaga a la nación.