Culto a la mediocridad
Los dirigentes magisteriales, que otrora fueran modelo de entrega, vocación y dedicación a las mentes jóvenes que se forman en las aulas y que son el futuro de la patria, se ha convertido en una especie de agitadores de oficio, que dan muy mal ejemplo a sus educandos.
El llamado a huelga hecho por los educadores, no solo perjudica a sus estudiantes y retrasa el proceso enseñanza-aprendizaje, además pone de manifiesto que los supuestos líderes solo quieren seguir en la mediocridad de las cosas fáciles.
El Ministerio de Educación ha sido claro en la necesidad de la autoevaluación como mecanismo para el logro de la excelencia académica, un valor que deberían compartir los educadores, pero como tal excelencia presupone un esfuerzo en el mejoramiento de la calidad de la enseñanza que imparten, estos señores prefieren perder el tiempo en llamados a huelgas inútiles que perjudican a los estudiantes, en vez de superarse, para el logro de esa excelencia que todos los padres desean para sus hijos.
Nadie en su sano juicio, podría estar en desacuerdo con la autoevaluación de los colegios que busca calidad, y como premio al docente de excelencia, darle una mejor remuneración.
Esa posición de dirigentes magisteriales revela mediocridad e incapacidad de diálogo, de gente que no tienen el poder de convocatoria que pregonan, ya que pese al llamado a paro, la mayoría de los colegios del país dieron clases normalmente.
La mayoría de los maestros y profesores siguen fiel a sus principios de ser abnegado que pone la luz de la vida en el alma de la juventud, pero sus líderes buscan condenar a la mediocridad a sus estudiantes, con el mal ejemplo de la intolerancia y extremismo