Opinión - 07/8/17 - 12:00 AM

Democracia funcional

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Una verdadera conmoción política causó a lo interno del PRD y en la ciudadanía, la divulgación en redes sociales de una grabación en la que se escucha al presidente de la República, Juan Carlos Varela, comentar cómo durante el pacto de gobernabilidad en la Asamblea Nacional, entre el partido de Omar y los panameñistas se destinó la construcción de una carretera para ganar el favoritismo del diputado Pedro Miguel González.

El propio González confirmó que la grabación es auténtica. Lo triste del hecho es que demuestra con pelos y señales el desprestigio y entreguismo en que ha caído la clase política del país, que cuyos colectivos se han convertido -en la práctica- en aliados de los poderosos de turno.

Frente a la crisis de credibilidad y legitimidad que ahoga al partidismo organizado panameño, han emergido figuras que plantean candidaturas independientes a la presidencia para los comicios del 2019, lo que en principio no tiene nada de malo, toda vez que el ciudadano reúna los requisitos y cumpla con la ley.

Empero, la consolidación de las instituciones democráticas pasa por el fortalecimiento y depuración de los partidos políticos, es necesario buscar mecanismos de control para fortalecer la moralidad política partidaria y expulsar de los colectivos a quienes violen sus principios programáticos.

Los partidos políticos deben ser vehículos para la formación de la voluntad popular y no trampolines al oportunismo y la corrupción.

Los tiempos de caudillajes y personalismos, basados en figuras providenciales quedaron en la historia, y esa misma historia nos da la retrospectiva para hacer un balance del daño que hacen los “caudillos” a la democracia. Lo que necesita el país es una democracia funcional.