Opinión - 16/8/17 - 12:00 AM

El Señor va a pasar

Por: Por: Roquel Iván Cárdenas Catequista -

En el pasaje de 1 Reyes 19, 1-14, el profeta Elías se encontraba en estado de postración. Sentía que las cosas le estaban saliendo mal, que Dios lo había abandonado y quería morir. El texto narra que en esta situación, el profeta viaja al monte a buscar consuelo y a encontrarse con Dios. Lo interesante es cómo el escritor sagrado presenta diferentes situaciones o manifestaciones impresionantes, pero nos aclara que en ellas no estaba Dios.

Vino un viento huracanado que agrietaba los montes y rompió las peñas, pero allí no estaba Dios, también vino un terremoto, pero el Señor no estaba allí, también vino el fuego, pero en el fuego no estaba el Señor. Después escuchó un susurro y en el susurro sí estaba el Señor.

Esto, sin duda, nos refiere al pasaje que cuenta cómo Jesús va a comunicarse con su Padre celestial en la soledad del monte, donde pasaba toda la noche a solas en comunión con Él. La soledad, el silencio y el susurro que encontró Elías nos lleva a meditar en un modelo de oración y comunicación con Dios.

Como Jesús le dijo a la Samaritana, que los verdaderos adoradores de Dios lo harán en espíritu y verdad. Buscar a Dios en el silencio, en la soledad, para nosotros que estamos acostumbrados al ruido y a la actividad nos incomoda y hasta nos inquieta. Es preciso para avanzar en el camino de la oración ejercitase poco a poco en una oración silenciosa, profunda y meditativa que procura no solo acallar el ruido exterior, sino también el ruido interior. Muchas veces tendremos que acallar el ruido de nuestras preocupaciones, pasiones e intereses que no permiten poner nuestro corazón en Dios.