Emilio Castro, una leyenda del béisbol
El béisbol está de luto: Emilio Castro, un legendario pelotero santeño, y gloria de este deporte a nivel nacional, falleció el domingo.
Emilio logró una gran carrera: el deporte de su vida desde pequeño con el uniforme santeño, y luciendo la franela de Panamá en varias competencias internacionales, como 4 series mundiales, dos Juegos Bolivarianos y en uno Centroamericano y del Caribe, más otros eventos regionales.
Gran bateador zurdo y buen lanzador, hizo historia en los años 60 y 70. En 1963 fue elegido novato del año en el béisbol mayor, y años después logró el título de Jugador Más Valioso. Era un bateador de 400 y se pudo ver en los años 1971, 1972 y 1973, cuando sus promedios fueron por encima de esa mágica cifra. En 1971 batea para 440, al año siguiente promedió 423 y lo mismo en 1973.
Perdió el título de bateo en 1973 frente a César Centella, quien conectó para 425 contra 423 del santeño. En 1974, Enrique Dobbs, de Colón, le ganó la batalla por 357 a 353. Cuatro veces ganó el guante de oro como excelente primera base. Tenía una gran rivalidad con el capitalino "Marañón " Martínez, tanto en bateo como a la defensiva. Eran grandes tiempos aquellos. Curiosamente, nunca pudo vencer a Herrera como lanzador en los tradicionales clásicos de Azuero. Tuvo foja de 0-2, según el libro de Plutarco Cohen.
En el campeonato Nacional de 1967, venció a Colón por 7-3 dominando a Ben Oglivie, quien se fue de 4-0 al bate. Oglivie tenía antes del juego de 15-11. A los años, el colonense llegó a las Grandes Ligas. El estelar Vicente Correa cargó con la derrota. Ben siempre recordó ese partido.
Con Emilio viajamos a las series mundiales de 1972 y 1973. Era una excelente persona y estudiaba mucho el gran juego. En 4 series logró promedio de .270 producto de 40 “hits” en 145 viajes al plato, incluyendo un jonrón. Contaba con 18 años cuando luce el uniforme de Panamá en el Mundial de Colombia, en 1965, bateando de 29-4.
En los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1966, tuvo marca de 2-0, un triunfo grande sobre México por 8-1 y en 18 entradas solo admitió una carrera para 0.50 de efectividad. Fue líder lanzador del evento celebrado en Puerto Rico. Sus lanzamientos eran veloces y su curva tremenda. Era dominante, pero su bateo también.
Fue, además, un exitoso dirigente de pequeñas ligas y un buen instructor. Tuvo éxitos grandes a nivel local e internacional. Los jóvenes lo respetaban mucho. Tenía su propio estilo para enseñar y dirigir. Se ganaba el respeto de los pequeños. Fue presidente de liga y dirigió en todas las categorías.
El gran jugador santeño llegó donde los sueños se hacen realidad, como lo dice el libro del periodista puertorriqueño Luis Rodríguez Mayoral.