Opinión - 05/1/18 - 12:00 AM

En manos de la delincuencia

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Los hechos delictivos le dan un mentís a las afirmaciones del presidente y su ministro de Seguridad Pública, en el sentido de que la delincuencia ha disminuido. Cada vez que el mandatario asegura que vivimos en un país idílico, ocurre un crimen que nos devuelve a la realidad.

El cuento de la “percepción” con el que el anterior ministro de la cartera de Seguridad Pública quiso disminuir la ocurrencia de delitos, ha sido desbordada por el aumento de la criminalidad en todos los órdenes de la vida nacional.

Los especialistas del Gobierno, al parecer, olvidan que hay delitos de alto impacto, como el ocurrido ayer, cuando tres extranjeros fueron baleados en un restaurante de un área exclusiva, uno de los cuales falleció. Al lado de esos hechos hay una cifra negra de crímenes que no son denunciados por las víctimas ni pasan a formar parte de las estadísticas rojas.

Otra cosa son los delitos de bajo perfil, fundamentalmente contra el patrimonio económico, ocurridos en barriadas y que no son reseñados por los medios de comunicación social, amén de los delitos de tráfico de drogas.

Los panameños vivimos con miedo y cada vez que salimos nos encomendamos a Dios porque no sabemos si regresaremos sanos y salvo a nuestros hogares, y mientras esta realidad campea, el Gobierno pretende hacernos creer que todo marcha bien.

Lo primero que tienen que hacer el presidente Varela y su flamante ministro de Seguridad es reconocer que han fracasado en su política de seguridad pública y, a partir de allí, redoblar sus esfuerzos con planes y programas realistas para dejar al país mejor de lo que lo encontraron.