Opinión - 04/3/16 - 12:00 AM

Es pecado no juzgar 2

Por: Carlos Singares e Itzel de Singares Siervos del Señor -

En Juan 7:24 dice Nuestro Señor Jesús: "No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio". Este versículo igual que 1 Corintios 2:14-15, “el espiritual juzga todas las cosas y no puede ser juzgado por nadie”; son pasajes que dejan muy en claro que Dios quiere que ejerzamos el discernimiento, que separemos lo malo de lo bueno, lo espiritual de lo mundano. Mateo 7:15-16: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?”. Hermanitos, los cristianos verdaderos tenemos el deber de distinguir las uvas de justicia y las uvas amargas de los falsos apóstoles. Es mediante juzgar las obras de los falsos que nos damos cuenta de que son testigos falsos, enemigos jurados de la cruz de Cristo.1Corintios 2:14-15 aclara que tenemos el deber de juzgar, nadie nos puede juzgar porque Dios nos hace justos, por la justicia de su hijo en la cruz, no por nada que nosotros podamos hacer. Romanos 16:17-18 “Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos”. Para poder distinguir a los que “sirven a sus vientres y engañan a los ingenuos”, tenemos el deber de juzgarlos, discernirlos en su comportamiento contrario a la Biblia y a la Ley de Dios. Las sinagogas de Satanás están repletas de gente engañada por los hijos del demonio que les hacen creer en un falso dios, metiéndoles en la cabeza toda clase de falsa doctrina como no juzgar. Juzguemos como testigos fieles, según la Ley de Cristo, y no nos dejemos llevar por las apariencias. Los falsos parecen cristianos, pero son hijos de Satanás. Apartémonos de ellos. Amén. (Próximo viernes: La Guerra Espiritual).