Legitimidad y credibilidad
La marcha de las organizaciones populares dejó al descubierto una verdad de a puño: los grupos obreros ponen más gente en la calle que los organismos de la llamada “sociedad civil”. Ello es así porque los referidos grupos de la sociedad civil, en la mayoría de los casos, carecen de legitimidad y representatividad.
Otro factor que ha contribuido a restarle legitimidad y credibilidad a estos grupos es que la mayoría de las veces sus voceros –que no líderes– utilizan la organización como trampolín para la búsqueda de un cargo en la planilla oficial.
Solamente hay que echar un vistazo y nos daremos cuenta de que todos esos sujetos que le hacían “bullying” político al gobierno anterior, ahora están cómodamente nombrados en el actual y, por supuesto, calladitos porque es de mala educación hablar con la boca llena.
Frente a esta realidad, vemos como emergen grupos obreros, estudiantiles, docentes, profesionales de clase media, cuyos líderes han demostrado poder de convocatoria en las calles y que plantean reivindicaciones de tipo social más que políticas.
Eso es bueno. Demuestra que el liderazgo popular no está muerto, lo único que hay que tener cuidado es que esas masas irredentas no sean presa –por falta de respuestas a su problemática social– a ideas exógenas y exóticas, que, a la postre, lo que le van a hacer es más mal que bien al país.
A los voceros de la “sociedad civil”, que aprendan del liderazgo basado en la credibilidad y legitimidad que tiene entre sus seguidores el movimiento popular combativo y democrático.
Y a las organizaciones populares, estén claritos que entre panameños nos entendemos, sin necesidad de entronizar, por más atractivas que parezcan, ideologías y formas de gobierno caducas, superadas y fracasadas.