Opinión - 28/11/17 - 12:00 AM

Liderazgo

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El liderazgo no es como piensan algunos, una cualidad intrínseca o atávica, sino que es una construcción cotidiana cuyo cemento es la acción y el carácter.

Quienes así actúan son reconocidos inmediatamente como lÍderes dignos de ser seguidos por multitudes, claro que el efecto negativa de esta cualidad es el odio, menosprecio e inquina de quienes no pueden emular esas ejecutorÍas.

En el caso del ciudadano Ricardo Martinelli Berrocal, su asunción al poder en los comicios de 2009 rompió con el vergonzosos bipartidismo en que se sumió la vida política panameña desde 1990 a la fecha.

Es indudable -aun para sus detractores gratuitos- que Martinelli dejÓ una impronta de realizaciones en la administración pública, basada en un estilo de gobierno que en su momento fue comparado -quitándole lo dictatorial- con el Torrijismo, basado en la consulta directa con la gente, el recorrido a todos los rincones de la patria y el desenfado e informalidad en el trato a ciudadanos y funcionarios.

Esa huella ha marcado el imaginario colectivo de la política panameña y, a pesar de que muchos exfuncionarios de su administración mantienen procesos penales, algunos detenidos por estas causas, la popularidad del exmandatario permanece incólume.

Es por ello que no habiendo impedimento legal alguno, una fórmula presidencial con Martinelli de candidato a vicepresidente será imbatible. Por eso el apuro de ‘joder’ al hombre, como piensan muchos, pero al final, lo que prevalecerá será la voluntad popular.