Opinión - 16/8/17 - 12:00 AM

Luna

Por: Milcíades Ortiz Catedrático -

Desde hace más de treinta años me pregunto por qué los terrícolas no siguieron explorando la Luna. Mi mente se va por el “túnel del tiempo” y, como si fuera hoy, recuerdo cuando el primer hombre pisó la Luna, en el año 69 del siglo pasado. Me encontraba en Chile estudiando Sociología y no tenía televisión. Para no perderme el acontecimiento del siglo, pedí el favor a un vecino que me dejara ver su televisión. Como panameño me sentí orgulloso de que esta hazaña que conmovió al mundo fuera narrada en español por mi compatriota y amigo Ramón Levy (q.e.p.d.).

Por orgullo y ganas de demostrar que Estados Unidos era mejor, el presidente Kennedy lanzó el reto de llegar a la Luna en pocos años. Así se demostraría que los norteamericanos tenían mejor tecnología espacial que los rusos, quienes primero pusieron un artefacto a dar vuelta alrededor de la Tierra. En varias misiones se exploró la Luna. En el año setenta y uno hasta se usó un vehículo de cuatro ruedas para transportar a los astronautas que instalaban diferentes objetos tecnológicos que nos explicara qué era la Luna. De repente… se acabó el entusiasmo de Estados Unidos por explorar la Luna. Rusia nunca llegó allí, tal vez porque no quería ser segundona en esta proeza.

Surgieron versiones y hasta chistes sobre el porqué de lo sucedido. Causaba risa escuchar que como los gringos no encontraron a nadie en la Luna para venderles soda y hamburguesa, se les quitó el entusiasmo por seguir allí. Algunos todavía sostienen que la llegada a la Luna fue un “show” para afianzar el liderazgo de EE.UU. en el espacio. Otros dijeron que nunca se divulgaron situaciones peligrosas para la Tierra, que podrían causar la exploración de la Luna. Hasta hubo quienes se atrevieron a decir que escondidos allá había bases de extraterrestres. Se trajo cantidad de roca lunar para analizarlas. Varias todavía se venden en subastas o están en museos.

Supe que hay cinco compañías trabajando en cohetes y aparatos para volver a la Luna antes del treinta y uno de diciembre de este año. La empresa que gane se llevará un premio de veinte millones de dólares. Si hubiésemos tenido ciudades en la Luna en este momento, algunos panameños con plata podrían hacer turismo extremo allá. A lo mejor sería efectivo unos refugios para presidentes acosados por los periodistas, ya que no es fácil que un reportero llegue a la Luna. Imagínese al presidente norteamericano y al panameño realmente descansando de esos periodistas molestosos. (Dice el Cholito Mesero que cuándo habrá una semana sin problemas en este país).