Machete
Por años había sido dueño de una empresa de taxis. El caballero de origen extranjero cumplía con las prestaciones sociales de los taxistas, le pagaba un salario adecuado y mantenía en buen estado los vehículos. En términos generales había una buena relación obrero-patronal, como se diría en la Sociología del trabajo. Hasta que un día al llegar a la oficina sus trabajadores no lo dejaron entrar. Uno que otro mostró un machete. Y gritó: Torrijos ha dicho que los taxis son para nosotros, como es el machete para el campesino. ¿Qué había sucedido? Horas antes el dictador Torrijos en una acción “populista” indicó que los taxistas debían ser dueños de sus vehículos porque eran instrumentos de su trabajo.
Comenzaba la dictadura militar panameña y se tomaban medidas que consideraban justas para el pueblo pana. En esa época el servicio de taxis era particular. Había un sistema económico en que los taxistas eran empleados de la empresa con un sueldo fijo. En otros casos el conductor debía entregar una cantidad al patrón y lo que sobraba era para él. Este “machete” también se extendió a los buses. Fue un golpe a la libre empresa capitalista panameña. Se habló de indemnizaciones a los dueños de estos negocios, pero no recuerdo que se hayan hecho. Como periodista entrevisté a las “dos caras de la moneda”. Al propietario se le aguaron los ojos, porque consideró que esto había sido un despojo a su esfuerzo de muchos años para tener un negocio exitoso.
Los eufóricos conductores pronto se dieron cuenta que en su mayoría no podían ser pequeños empresarios. Muchos tenían un bajo nivel de conocimientos administrativos. Esto lo notaron cuando tuvieron que encargarse de los gastos de mantenimiento de sus transportes y el pago de las prestaciones sociales. Por eso se unieron en asociaciones y piqueras… y surgió una nueva clase de dirigentes del transporte. Con los años también apareció la corrupción. Una persona volvió a ser dueña de varios machetes y choferes se convirtieron en “palancas” (sin machete). La existencia de cupos se transformó en un botín político que todavía existe. La dictadura también usó a los transportistas con fines políticos.
Esta historia del transporte en los últimos cuarenta años la recordé hace poco, al ver la pelea entre taxistas, policías y público por la lentitud del gobierno en solucionar este problema. (Dice el Cholito Mesero de Santana que si las bolsas de basura también se usarán varias veces…)