Momo
Vuelvo a escribir lo que he dicho por varios años… y que “a nadie le ha importado un pepino”, como dirían agricultores de Cerro Punta. Lo hago
Vuelvo a escribir lo que he dicho por varios años… y que “a nadie le ha importado un pepino”, como dirían agricultores de Cerro Punta. Lo hago porque es responsabilidad de los periodistas no solamente señalar lo malo y feo del país, sino sugerir cómo mejorarlo. A mis alumnos les digo que ese es un verdadero “agente de cambio”.
Lástima que estos últimos Carnavales serán recordados por un problema con la figura extranjera que iban a traer, para darle “nivel internacional” al jolgorio. Si hubieran seguido consejos, no habría ocurrido este “pindín de dimes y diretes”. Me refiero a que la organización del reinado de Momo… comience ¡apenas entierran la sardina!
Esta idea surge de Carnavales exitosos como Las Tablas y otros poblados del interior… y los de Río de Janeiro, en Brasil, (dicen que son los mejores del mundo). Esos Carnavales son organizados por familias y personas que nada tienen que ver con el Gobierno. Este es el segundo consejo. Hay que ver esas festividades: 1) como expresión de las tradiciones y folclor panameño, y 2) como una actividad comercial.
Mi esposa sugiere que se haga una licitación para conseguir los servicios especializados de expertos en el manejo de artistas del patio y de afuera. Si lo hubieran hecho, no habría ocurrido la “comparsa” de Don Omar y otros.
Para conseguir fondos hay que hacer “Carnavalitos”. Cada dos meses se efectuarían estas actividades de “calentamiento” de lo único que toman en serio los panameños. Claro que la empresa privada participaría en las licitaciones para encargarse de vestuarios y carros, lo mismo que los fuegos artificiales, cohetes, etc. En la Comisión Permanente del Carnaval podrían incluirse miembros con experiencias en Las Tablas, Chitré, etc. (hasta de San Miguelito, donde no hubo líos…).
Con tiempo hay que revivir aspectos de los Carnavales de años atrás, que gustaban mucho. Allí están los toldos, donde las parejas bailaban con seguridad y a precios populares. Sugiero que el Gobierno dé miles de dólares a los corregimientos para que haya “Carnavales locales”. Eso de ir a la Cinta Costera no entusiasma a todos… ¿Y por qué no? Hacer dos Carnavales al año. ¡Todos estaríamos contentos!