¡Para qué reportar los apagones!
El Estado panameño demuestra todos los días lo disfuncional que es. Cómo es posible que los gobiernos den concesiones a empresas extranjeras para que inviertan en la producción de energía eléctrica, licencias para que otros compren esa producción y la distribuyan, permisos para que otros cobren a los usuarios y la complicidad para que ese entretejido de bellacos (que son los mismos apiñados en diferentes razones sociales) cobren millones por un trabajo tan ineficiente.
Cumplimos cinco meses acá en la región que va desde la entrada de Río Grande hasta El Copé de La Pintada, Barrigón, Piedras Amarillas, Piedras Blancas, Piedras Gordas, Las Tibias, Marta y San Pablo en que la energía se va todos los días, acá dicen que la luz se va a cada rato, yo no sé para dónde. Pero la desatención de las autoridades del Gobierno para amonestar a estos liacones es absoluta. Salir de estos puntos de la montaña coclesana para hacer ”loby” a la Acodeco es demasiado aburrido y cuesta muy caro, además que tenemos la sensación que es por el gusto. Las compras de velas y linternas se han disparado por estos sitiales porque el querosín es más caro que la gasolina y el diésel, de manera que los que disfrutamos de la vida sana y sencilla en estos páramos de DS en donde aún canta el purrututú, el cocorito, las titibúas y las paisanas, preferimos las velas devotas para alumbrarnos que fabricar costosos mechones.
Que quede claro, a la empresa que todos los días le mentamos la madre a gritos, porque es lo único que nos queda, no es a EPAGO, ya que cuando uno les reclama a ellos dicen con carita de perro arrepentido que ellos solo nos hacen el favor de cobrarnos la luz.
Parte de la energía que nos venden a nosotros acá en estas montañas se produce por el río Grande, que se supone que DS lo dejó para nosotros, no para el señor Suárez solamente. Ya tengo listos los papeles para cuando sea presidente en el 2060, la norma legal para que este tipo de concesiones a nivel nacional cambie radicalmente. Además de los estudios de impacto ambiental, rentabilidad y de otras tapias salvables por los tenebrosos de siempre, el 50% de las acciones deben ofrecerse primero a la ciudadanía. No puede ser que de nuestros recursos hidroeléctricos, mineros y demás coman solo cuatro michos y el resto viendo con tristeza la carne guindando en una vara altísima.