Opinión - 20/8/17 - 12:00 AM

¿Perro que ladra como el de Pionyang?

Por: Por: Julio César Caicedo Mendieta -

“Perro que ladra no muerde”, pero yo he visto a varios perros que lo han hecho y no dan una sola mordida, si no varias. Aun así, creo que Corea del Norte no va a dispararle a nadie sus misiles construidos con piezas génericas, como pregona su mandatario, Kim Jong-Un, y menos si consigue pronto lo que desea en este río revuelto por el mismo: la promesa de una protección china. Y es que Kim está asustado por las prácticas bélicas de EE.UU. y Corea del Sur en sus narices.

Casi todos sabemos que los pasos de gato grande que dan los japoneses, observan al milímetro desde hace mucho tiempo los movimientos de Corea del Norte y China. Me cuentan estudiosos que tienen por qué saberlo, que Japón está 30% más adelantado en esta materia que los EE.UU., 50% que China y 60% que Moscú. Los nipones, a estas alturas, han debido aclararle a EE.UU. que Pionyang no es Siria, aún sabiendo cómo atacarlo y hasta darle un definitivo “tatequieto”. Y es que el joven dirigente de Corea del Norte sabe bien que los gringos temen una devastación en sus aliados, que por muy rápido que actúen, no valdría la pena, por eso Kim se atreve a gruñirle hasta a los temibles nipones y no ha dejado de hacerlo al Tío Sam desde el primer periodo de Obama, creyendo que en el estatuto de los perros imperiales también prevalece la ley no escrita: el que no llora no mama.

Digo yo, que lo que pasa es que Kim teme que los EE.UU. lo baje del puesto y por eso actúa como un leopardo boca abajo rodeado de leones. China ha regañado a Kim, advirtiéndole que de seguir con esas amenazas nucleares, le suspenderá el envío de petróleo, entre otras cosas.

Tengo aquí escritas todas las amenazas de Kim Jong. La última fue decir a voz en cuello que tenía planes para un ataque con misiles a la isla gringa de Guam. Cuentan agencias francesas que el confucionista Ji Jin Ping no tolerará más que ofusquen a sus mejores clientes, pues China se ha convertido en la fábrica más grande del planeta y solo le interesa vender y vender y hasta copiarse del consumismo desarrollista occidental. Y le dará protección a Kim siempre y cuando se deje de una vez por todas de sus locuras y creo que hasta le recordó algo de Confucio: “Cuando el sabio señala hacia la luna, el bobo mira el dedo”.