Opinión - 15/11/17 - 12:00 AM

Problema de nunca acabar

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No podemos presumir de ser un país que va rumbo al primer mundo si mantenemos mentalidad tercermundista, y la crítica no es solo para los ciudadanos de costumbre retrógradas, sino a funcionarios ineptos, que heredan problemas de anteriores administraciones y no hacen nada, salvo esperar que se les venza el periodo para pasarlos a la administración entrante.

Ejemplo de esto es el problema de las inundaciones en las barriadas capitalinas. Esta situación tiene varios orígenes causales: por un lado, ciudadanos inconscientes que arrojan toda clase de basura a los ríos y las quebradas citadinas, y por el otro, funcionarios que se hacen de la vista gorda ante la irregularidad y no actúan con energía por temor al “costo político” que esto les representa.

También la indiferencia oficial ante el problema de las inundaciones tiene visos de complicidad con la corrupción, toda vez que es un hecho público y notorio que gran cantidad de caliche que generan las construcciones de la ciudad van a parar a las alcantarillas tapándolas, sin que nadie se atreva a multar a estas empresas.

Lo cierto es que año tras año, los panameños -sobre todo en las barriadas más humildes- vienen sufriendo de la indolencia social y gubernamental.

Las recientes lluvias que han provocado inundaciones y colapso de viviendas son buena prueba de que tanto Gobierno como ciudadanía debemos cambiar nuestro enfoque y definir en qué tipo de sociedad queremos vivir.