Opinión - 10/1/18 - 12:00 AM

Se encarnó para salvarnos

Por: Por: Roquel Iván Cárdenas Catequista -

Como todos sabemos, antes de la encarnación al Hijo de Dios se le llama el Verbo, otras traducciones le llaman la Palabra. Durante el tiempo de Navidad celebramos con gran gozo el Nacimiento de Jesús que es parte del misterio de la encarnación del Verbo.

En el Credo confesamos que nuestro Señor Jesucristo "por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo" el verbo se encarnó para salvarnos para reconciliarnos con Dios como se dice en la primera carta de Juan: "Dios nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados" (1Jn 4,10). "El Padre envió a su Hijo para ser salvador del mundo" (1Jn 4, 14). "Él se manifestó para quitar los pecados" (1Jn 3,5) Un principio fundamental para vivir la fe es primeramente reconocer que somos pecadores y que necesitamos ser salvados.

Pero en una época en la que la conciencia del pecado es cada vez menor, no es extraño constatar la lejanía del centro de nuestra fe. Es decir, queremos decir que somos católicos, pero sin Jesucristo, queremos continuar con nuestra vida, pero no queremos profundizar en su contenido y en su fundamento. Eso se debe fundamentalmente a que hoy día mantenemos la percepción de que no requerimos de ningún salvador.

Es como si un rescatista acuda a un área donde todas las personas se sienten a salvo, es muy probable que las supuestas víctimas le digan al rescatista que sus servicios no son necesarios. De esta misma forma le ocurre a nuestro Señor. Por ello la fe se ha convertido en una simpática y alegre creencia, pero sin sustancia. Meditemos, hermanos, cómo vamos a vivir nuestra fe este año, si queremos vivir con Jesucristo y apropiarnos de su Redención, o preferimos convertirla en una existencia insulsa y vacía.