Sin avances
El transporte público en Panamá es un caos. Eso todo mundo lo sabe, lo triste es que el gobierno de Juan Carlos Varela prometió resolver el asunto y no ha hecho nada.
Hace 18 meses, la actual administración asumió el 100% de la empresa Mi Bus. Los panameños pensaron que la medida contribuiría a hacer más ágil el desplazamiento citadino, por la inversión en nuevos equipos, insumos y personal, pero la realidad es decepcionante.
La vida de los ciudadanos está en manos de los llamados busitos piratas, que han proliferado como la verdolaga; igualmente la pelea entre Uber y los taxis tradicionales también la sufrimos los ciudadanos.
El Gobierno ha invertido 285 millones de dólares en una modernización del transporte que no está dando resultado y las quejas de los usuarios por la inseguridad a la hora de tomar un autobús o por la demora en trasladarse de un lugar a otro aumentan y nadie da una explicación.
Pese a esta realidad, la empresa First Transit y Transporte Masivo S.A. ha sido beneficiada por una extensión del contrato para administrar Mi Bus por otros dos años, tiempo que a todas luces es insuficiente para que se sientan las mejoras en el transporte público.
Lo cierto es que todo indica que no existen estudios serios sobre las necesidades de movilización de los panameños, y hemos caído en un terreno de tortuguismo desesperante e improvisación donde, precisamente, los más perjudicados son los propios usuarios.
Le queda poco tiempo al Gobierno para resolver este entuerto, mientras tanto, los panameños seguiremos padeciendo esta pesadilla.