‘Soy taquillero’
El ego define al hombre entre los demás seres vivientes de la Tierra. La personalidad se forma con base en los logros cotidianos y cuando uno escala en lo personal o profesional, tratamos de destacarlo, en una u otra forma. Por ejemplo, al cumplir un año de vida, celebramos ese maravilloso día, entre amigos y familiares.
Las redes sociales han permitido dar a conocer a todo el universo, lo que un solo individuo realiza en un instante. Si me voy de viaje a París, la foto clásica detrás de la torre Eiffel desde la Plaza del Trocadero, es una obligación subirla a la internet. Si llegara a encontrarme con una artista famosa, como Shakira o J-Lo, captar esa imagen vale más que tener todo el dinero del mundo.
Esa actitud de vanagloriarse entre los demás convirtió al hombre en cuasi esclavo de la tecnología. Sin querer, permiten las acciones de seguimiento, causan el morbo y exponen la vanidad en su más bajo nivel. Si andaba en Francia o me encontré con la chica de mis sueños, lo coloco en redes sociales para causar envidia.
Recientemente, el comediante y comunicador social Orman Innis lanzó varios especiales relacionados con esa necesidad humana de satisfacer el ego por medio de redes sociales. Lo llama “Es de pobres…”, es decir, una autocrítica social en la que compara los estereotipos frente a la realidad de cada uno de los panameños. Por ejemplo, Instagram y Whatsapp han generado una creciente cultura de destacar algo que para otros no es importante.
El término “taquillar”, que entre los jóvenes “millennials” significa fanfarronear, también es una acción generada para demostrar al resto del mundo que hacemos algo diferente, sensacional y divertido. ¿Recuerdas a la chica de Tocumen que invitaba a una fiesta improvisada con “bomba y plena”? Busquen ahora cuántos seguidores tiene Assilem y comprobarás la importancia de “farolear” entre el público juvenil.
Pero si “taquillamos”, estamos indirectamente demostrando que no todos somos iguales. Por eso, cuando viajamos por primera vez a otro país, registramos imágenes en sitios icónicos y nos parece glorioso. Empero, para otras personas de nivel económico acomodado, por no decir “ricos”, ni siquiera les vale resaltarlo. Es como nos comentó un periodista, de forma sarcástica: “El pobre va a Orlando para tomarse la foto con Mickey Mouse. El rico hace que el ratón de Disney les tome la foto a ellos”.
Cierro esta reflexión sobre vanidad y las redes sociales con la polémica foto de la semana: el líder sindical izquierdista captado en imágenes, junto al otro sobre la Muralla China. Lo dejo hasta allí y me retiro muy lentamente.
Larga vida y prosperidad para todos. Saludos, amigos...